martes, 28 de octubre de 2008

De a DOS



Se habían conocido hacia algunos años. Se dieron cuenta que eran pareja cuando, como en las novelas, apareció el otro que los separo.



Mientras discutían acerca del color de la pared del cuarto donde dormirían juntos, se fue la luz y ya no les importo.

viernes, 24 de octubre de 2008

A DIOS




Tenía tiempo que no visitaba la casa de sus padres. No hacían reclamos, pero notaban la falta.
Llego una tarde y los encontró sentados, con los brazos abiertos y la mirada fija en el cielo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

ALEJANDRO



Cuando era niño, no quería comer.
Solo le gustaba ver llover.
Su abuelo solidario, cada vez que llegaba la hora de sentarse a la mesa, se paraba a sus espaldas, sostenía un paraguas abierto y sobre el iba, deslizando un hermoso hilo de agua hasta que acabara el plato,

viernes, 17 de octubre de 2008

MI ESDRUJULA




Les escribo esta nota desde una maquina prestada, una mini notebook que, además, esta en ingles…
No tiene enes, ni acentos, solo imprime la mitad de una exclamacion y la de una interrogación. Trabajar asi es vivir a medias.
Pero que voy hacer, estoy ante una realidad, los médicos se llevaron mi computadora.
Es triste ver su puesto vacío sobre la mesa, pero, mas aun, es terrible constatar la falta que me hace. Ella, mi companera solidaria, servicial, complice de mis devaneos, angustias y esperanzadas comunicaciones. Ya no esta aquí, con su cara iluminada, “siempre lista”.
Yo, sospechaba que algo le pasaba, estaba cada vez mas lenta, confundía las letras, me engañaba con los programas, los desaparecia y luego recuperaba cuando no se lo pedía. De pronto, se dormia y no trabajaba mas. Imaginense esto un lunes a las 10 de la mañana . No, esa no era ella.
Yo le exigía cada vez mas. Insistía con fuerza sobre las teclas, presionandolas tan duro que me dolían mis dedos. Le pedía celeridad y ella me devolvía paciencia, le pedía conexiones y ella me confundía con sus resultados.
Yo, siempre apurada, con muchas entregas pendientes, me hacia la loca ante todos estos sintomas y la apabuyaba dandole ordenes, una tras otra.
A media noche, sigilosamente, me le acercaba para espiarla y ver si continuaba prendida y la encontraba pacificamente, colgada.
Ayer claudico. Dijo no mas y se apago definitivamente. Por mas que le insistí, no volvió a prender. La toque y estaba muy caliente. No habia mas nada que hacer sino llamar al especialista.
Lo hice, contacte al medico de la familia, le explique el caso y por el reporte que le di, me dijo:
-No la toques mas, puede ser grave. Voy ya con la ambulancia.
Así fue.Vinieron dos jóvenes robustos, con batas blancas muy almidonadas y con guantes, también blancos, cargaron a mi Esdrújula.
No se los había contado pero así se llama mi maquina, Esdrújula.
A las pocas horas me llamaron para darme el diagnostico. Estaba grave. Tenia un manojo de virus que le estaban carcomiento sus viceras. Un terrible mal que requería un largo tratamiento. Por lo tanto la tendrían hospitalizada por un tiempo considerable.
Hace un rato, fui a visitarla. La vi sobre la mesa, bajo inmensas lupas, con sus viceras esplayadas entre las manos de los tecnicos, estaba mi Esdrújula. Me permitieron acercarme para hacerle cariño y pedirle perdón. Ella, como siempre, me miro agradecida diciendome, no te preocupes, pronto retornaremos a darle duro a mis teclas.
Ahora, aquí me tienen, penando por su ausencia, tratando de adaptarme a otros lenguajes, teclados y “templates”.
Pobrecita, debía de haber estado sintiéndose muy mal, tal como yo me siento ahora.
Si sobrevivo a esta crisis de ausencia, prometo tratarla bien, colocarle sus antivirus a tiempo, no abusar al tenerla largas horas encendida, no apurarla para que abra los programas, no interrumpirla y cerrarlos antes que termine de hacerlo y mucho menos, atapusarla de música y fotografías.
Así sera, palabra de honor.
PS: Excusen mis errores pero no controlo este teclado...

viernes, 10 de octubre de 2008

ANIVERSARIO




Había una vez, hace muchos años, yo era la Gerente General de Fundación Empresas Polar. Entonces me pasaba el día trabajando, haciendo muchas cosas con mucha gente. Con unas de una manera y con otras de otra. A casi todas las conocía y sabia bien lo que hacían. Pero, había otras a quienes no veía y que estaban siempre allí, sustentando los retos con lealtad y compromiso.
Cuando salí, cuando deje de ser el centro de las operaciones, recibí muchos reconocimientos y muchos abrazos, lo mejores han sido los de aquellos quienes han ido apareciendo, que nunca tuve cerca y que eran “quienes doblaban mi paracaídas cada vez que saltaba”.
A ellos, les doy las gracias de la misma manera que siempre ellos me dieron la mano, generosa, solidaria y silenciosa.

martes, 7 de octubre de 2008

7/10



-¿Porque lloras?, mi niña- pregunte
-Se le acabo la cabuya a mi yoyo-me respondiste

sábado, 4 de octubre de 2008

LÍMBICO




Tenía muchas ganas de ir al baño, estaba en un hotel y era urgente encontrar donde. Al fin, en un pasillo vi una puerta con el signo de Damas. La abrí apresuradamente batallando con la mujer que lo limpiaba quien, no me quería dejar entrar. La empuje para afuera, me senté y respire aliviada cuando terminé.
Me puse de pie, cuando escuche un ruido extraño dentro la poceta. Un glu-glu-glu grueso se estaba moviendo en el agua. Había algo allí dentro que trataba de salir. Me separe un poco y vi como desde el fondo se empujaba una especie de ave, sin plumas, las alas cocidas al cuerpo, con la piel lechosa, cubierta por varices sanguinolentas. No tenia ojos, ni pico y la cabeza estaba sellada por una membrana, que la hacia parecer como una máscara plástica. Torpemente, desenrosco su cuello, se impulso hacia arriba y aparatosamente confundida, salto al piso, balanceándose agresivamente sobre sus dos patas. Yo asustada, más bien, aterrada, la esquivaba mientras continuaba escuchando el ruido acuoso en el fondo de la poceta. Vi entonces a un segundo animal igualmente lampiño, ciego, erizado por hinchadas venas rojas, que forcejaba por hacer lo mismo, salir del agua. Ya el baño estaba hediondo a carroña, grasosa, ácida como un vómito. Me pegue a la pared, estaba atrapada en el lugar, los animales lo ocupaban todo, desplazándose en un bamboleo agresivo y torpe, chocando entre ellos. Fui arrimándome a la puerta, trate de abrirla pero desde afuera algo me lo impedía. Mi desespero me hizo más fuerte, logre empujarla y salir despavorida, ante la mirada castigadora de la mujer que guardaba el baño.
Atrás quedo todo, ella y esos animaloides que no puedo quitarme de la mente.