Cuando al iniciar un libro sentimos que nos toma un cálido enamoramiento y que, a través de sus páginas, este te va poseyendo, pausada y dulcemente; cuando, como lector, eres capaz de tejer una complicidad íntima con el escritor , se hace muy cierto aquello que , “leer es un placer”.
Esto me sucedió con la novela de Jorge Volpi, “EL TEMPERAMENTO MELANCÓLICO”, publicada primero por Nueva Imagen en 1996 y en 2004, por Seix Barral, Biblioteca Breve.
Había escuchado de Volpi ( México, D.F., 1968) ensayista y novelista, primero por sus publicaciones, sus polémicas declaraciones y ahora por sus múltiples acotaciones de Google, pero hasta hoy, no había leído …”en persona”, sus libros.
Nunca me imagine que pudiese alcanzar la maestría literaria que logra en esta novela, donde despliega talento, sensibilidad y afinidad con la realidad. En esta, narra los perfiles de las diversas profesiones comprometidas con el arte y como se enfrentan al dilema profesión/pasión /vida. Todo tratado admirablemente, como narrador y dialoguista, capaz de desnudar, finalmente, a sus personajes .
Jorge Volpi , es un personaje polémico, joven, al menos para mi, con una trayectoria activa y transectorial, en el mundo político y cultural mexicano, a través del cual, da a luz sus múltiples facetas.
Ha sido funcionario público, becario, Consejero Cultural de la Embajada de México en París, (habla francés perfectamente) y ahora es el Gerente de Canal 22, una cadena de televisión cultural en México.
Lo mas importante, por encima de todo, es un gran escritor, un creador.
No les cuento mas de la novela…no se la pierdan…es un placer.
viernes, 17 de abril de 2009
martes, 14 de abril de 2009
EL MUNDO AL REVÉS
lunes, 6 de abril de 2009
LA NOMBRADÍA
Hace unos días, hablando con un amigo muy querido, tocábamos el tema de las frases habituales con las cuales aterrizamos al despedirnos después de un encuentro amistoso. Esos clichés, que en lugar de darnos ánimo, de reafirmar el sentimiento de amistad o la promesa de un reencuentro, son en cambio, un ensarte de palabras vacías que solo nos dejan un sabor de abandono y desesperanza.
Mientras hace años, me decían:
-¡Pórtate bien!
hoy me advierten:
-¡Cuídate!
Me amenazan con el impersonal:
-¡Se te quiere!
Embanderan el fatídico:
-¡Nos vemos!
O, peor aún, me lanzan la espada de Damocles:
-¡Te llamo!
Ahorita, mientras hojeaba “Sabor y saber de la lengua”, de María Fernanda Palacios, publicado por Monte Avila en 1987, encontré esto:
“La imaginación ha quedado relegada al jardín de infancia, a las clínicas psiquiátricas o a los talleres de poesía. La ciencia, la tecnología, los medios de comunicación de masas y los ritmos cada vez más uniformes del vivir han terminado por imponer sus ‘neolenguas’ (lengua abreviada, estereotipada, sin figuras). Cada vez el pensamiento se hace mas literal y el campo metafórico más invisible.” (pg. 27)
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