lunes, 16 de agosto de 2010
HERNÁN RIVERA LETELIER Y DANIEL GLATTAUBER, dos novelas
Los veraneantes europeos leyeron, de manos de Alfaguara, dos títulos, uno de un chileno y el otro de un austríaco.
Los autores, con una década de diferencia en sus edades, vieron sus obras promocionarse por los medios y sobre todo ,venderse exitosamente, en las grandes librerías.
“El arte de la resurrección” de Rivera Letelier (Talca, Chile, 1950) y “Contra viento del Norte” de Glattauber (Viena, Austria,1960) son dos novelas que dejan en la boca el sabor de un buen relato en los cuales disfrutamos de curiosas coincidencias y profundas diferencias.
En ambas nos encontramos con un mismo tema: los tiempos y los tempos que reclaman al amor. Dos tipos de relaciones, pero siempre la misma historia: el acercamiento entre un hombre y una mujer.
En los dos libros tropezamos, con frecuencia, con máximas del sentido común. Como si los autores quisieran, además de hacer disfrutar al lector, dejarle un mensaje sobre los menesteres de amar y desamar.
Los lenguajes son totalmente opuestos. Rivera Letelier emplea el clásico, oraciones largas, juegos de imágenes, descripciones minuciosas, detalles que ocupan paginas y distancian los encuentros. Glattauber prescinde de recursos y usa un mínimo de palabras, las permitidas por los encuentros en Internet en sus diálogos electrónicos.
Al concluir la lectura de Rivera Letelier, estamos cansados, sudando, sedientos, hemos realizado un profundo viaje en el tiempo por el desierto chileno. Al cerrar el libro de Glattauber, no nos hemos dado cuanta si han pasado días o minutos. Si en Viena es otoño o invierno.
El encuentro entre el Cristo de Elqui y su Magalena se toma casi todas las 254 pg. del libro. En cambio Emmi y Leo, lo hacen en la primera de las 260 pg. de la obra.
Rivera no aleja su cristo del barroco mágico suramericano. Tanto, que en el cintillo que coloca la casa editora a la primera edición de su obra, ganadora del premio Alfaguara de novela 2010, incluye una cita de Magazine Littéraire: “Por primera vez y después de muchos años, algo nuevo y original en la literatura latinoamericana”.
“Contra el viento del norte” también ostenta una cinta en las mesas de novedades de las librerías. Su primera línea, en mayúsculas, anuncia: “Más de 800.000 ejemplares vendidos en Alemania”, luego en fuente mas pequeña nos señala que ha sido traducida a veintiocho idiomas, finalmente y en una cursiva aún menor, leemos la crítica de Der Spiegel “Uno de los diálogos amorosos más inteligentes y encantadores de la literatura actual”
Daniel Glattauber alcanza poetizar las brevedades de nuestra cotidianidad urbana. Entre sus frases cortas, espontáneas, inmediatas, sin mucho cuido y cercana a los apuros de la vida de dos profesionales, logra escribir una novela rosa de hoy.
Rivera escribe lento, se deleita en los encuentros, los discursos, los avatares, dejando derretir sus sentires sin apuros ni urgencias. Glattauber escribe una prosa escaneada, acelerada, obviando los procesos.
Rivera es tangible. Ve, toca, huele siente. Su Cristo tiene un desenlace. Glattauber se sostiene en el encuentro virtual y, continuará porque ya prepara el segundo tomo...
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