Tras la entrega
de Leopoldo López, el país ha quedado inundado por una gran zozobra, con un
presidente sin liderazgo ni respeto
"Esta lucha es por los
jóvenes, por los estudiantes. Esta lucha es en la calle. Si los medios callan,
¡sal a la calle!", con estas palabras Leopoldo
López se despidió de la gigantesca multitud congregada
en Chacaíto (Caracas). Miles de testigos acudieron para acompañarle en su entrega al Ministerio de Interior y
Justicia, en cumplimiento del auto
de detención que le fuera librado por convocar a protestar pacíficamente.
Este es el fin del
primer capítulo de la saga que vivimos en Venezuela
desde el pasado 23 de enero cuando dos dirigentes de la oposición al Gobierno,
la diputada María Corina Machado y el coordinador Nacional del partido Voluntad
Popular, Leopoldo López, se desmarcaron de la Mesa de la Unidad y llamaron a la
población con la consigna "La salida es la calle". La convocatoria
iba dirigida especialmente a los jóvenes para que expresaran su descontento y
exigieran un cambio ante los abusos y la inoperancia de los gobernantes
encabezados por el presidente, Nicolás
Maduro, que han enajenado su futuro.
Días más tarde López y
Machado convocaron a una jornada nacional de protesta para el 12 de febrero,
fecha en la que Venezuela conmemora el Día de la Juventud. Las razones:
inseguridad, inflación, escasez de productos y la detención de universitarios.
Ese día en diversas
ciudades del país se dieron grandes concentraciones y miles de jóvenes
marcharon enarbolando sus consignas y denuncias de la actual situación del país
que sufre la peor inflación del mundo, los mayores índices de violencia social,
carestía de elementos básicos para la alimentación, y necesidades en salud y educación.
En Caracas, liderados
por el presidente de la Federación de Centros Universitarios, Juan Requesens,
la marcha tenía un propósito: llevar y entregar ante la Fiscalía General de la
República un manifiesto de denuncias. Una vez frente a la sede no les fue
permitido entrar siend salvajemente agredidos por "robocops"
policíacos y miembros de bandas paramilitares con las caras cubiertas y
ferozmente armados.
Los jóvenes fueron perseguidos y atacados
brutalmente por las fuerzas de la Guardia Nacional Bolivariana con armas
largas, golpes y patadas, dejando dos muertos, muchos heridos y presos que después fueron torturados y vejados.
Todo este ensañamiento
cruel ha sido protegido por el silencio de los medios, a quienes el Gobierno ha
impuesto una fuerte censura.
A partir de estos hechos, las manifestaciones se recrudecieron en todo el país recibiendo la misma respuesta oficial, la aplicación de una despiadada represión armada.
Hace poco me llegó la
carta que un venezolano de 16 años, Simón Ignacio Molina, escribió ese mismo
día:
"Hoy, fue una
batalla por nuestros derechos, por nuestros estudiantes, por una Venezuela
llena de paz y seguridad. Hoy dimos la cara al régimen castro-comunista del
Gobierno y el resto de los enchufados quienes controlaron a los 'Tupamaros'
para destrozarnos en este día de lucha por la juventud venezolana.
Lamentablemente un
estudiante perdió la vida en esta marcha del 12F pero ahora se ha convertido en
un héroe civil para todos los venezolanos. Ahora le demostraremos a este
fraudulento Gobierno que el pueblo venezolano se respeta y no nos cansaremos de
protestar y dar la cara y la valentía, hasta que Nicolás 'el ilegítimo' y el
resto de su bando se larguen del poder.
Seguiremos luchando por
una Venezuela libre, segura y prospera, llena de paz para nuestros hijos,
nuestros nietos y para nuestros bisnietos de las futuras generaciones que pisen
esta sagrada tierra. Pero para poder llegar a ese futuro hay que luchar y
vencer esta batalla con paz y liberarnos de esta dictadura oprimida por el
socialismo durante estos 15 años.
Nosotros, los jóvenes
de esta generación, somos el futuro de nuestra nación, nosotros dirigiremos
este país, algunos serán doctores, otros ingenieros, otros arquitectos pero sé
que habrá personas que algún día en el futuro de esta nación serán diputados,
otros alcaldes, otros gobernadores y algunos presidentes. Yo estoy en ese
camino, en ese destino llamado ¡Democracia! Estudiaré Ciencias Políticas en la
Universidad y si esta nación se levanta llena de valentía, orgullo y coraje,
todos nosotros, los jóvenes, los estudiantes, tendremos ese glorioso futuro que
tanto pedimos con decir unas simples palabras: respeto, paz y democracia. Para
Venezuela y para todo el pueblo venezolano que quiere seguir sus sueños para el
futuro. Nosotros somos la esperanza, nosotros somos el futuro, nosotros somos
Venezuela.
Dios bendiga a Venezuela
y a su pueblo. ¡Fuerza, valentía y fe!"
La semana pasó y las
manifestaciones han ido multiplicándose espontánea y masivamente en diferentes
ciudades de Venezuela, recibiendo todas el mismo ataque de la furia
oficialista.
El Ministerio Público
le decretó a Leopoldo López un auto de detención, nunca aclarado ni
oficializado, ordenando al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)
aprehenderlo y allanar su residencia, calificándolo de instigador y causante de
esta serie de manifestaciones y sus dolorosas consecuencias.
Después de unos días en
clandestinidad y de que la sede de su partido fuese brutalmente allanada,
Leopoldo López invitó a una concentración en la Plaza Venezuela desde la que
partiría solo para entregarse a las autoridades del Ministerio de Interior y
Justicia.
Pocas horas después de
este anuncio, el presidente Maduro, en la Cadena Nacional de Radio y
Televisión, atacó la convocatoria de López e hizo otra a sus partidarios para
que se congregasen el mismo día y en el mismo lugar.
Ante el peligro al cual se expondrían quienes apoyaban a López, éste volvió a anunciar que se mantenía la convocatoria pero que sería en la plaza de Brión de Chacaito donde realmente tuvo lugar. La asistencia fue multitudinaria, la gente acudió a la cita desparramándose por calles y avenidas, llenando toda la plaza y zonas aledañas.
Al medio día apareció
Leopoldo López y, subido a la estatua de José Martí, se dirigió a los jóvenes:
"Si mi encarcelamiento despierta al pueblo, entonces valdrá la pena".
Desde allí, megáfono en mano, se despidió de su esposa para ir caminando hasta
la patrulla de la GNB que lo esperaba.
Mientras, se especula
sobre el proceso de entrega de Leopoldo López, el país ha quedado en la
incertidumbre, inundado por una gran zozobra, con un presidente sin liderazgo
ni respeto, con una oposición en vilo, con los jóvenes en la calle, inmerso en
una profunda crisis económica y los medios de comunicación censurados.
Continuaremos apoyando
y apostando por los futuros líderes que desde hoy se preparan para reconstruir
a Venezuela en paz, libertad y democracia.
Crónica publicada en La Vanguardia, España, Lectores Corresponsales.