Cuando era niño, no quería comer.
Solo le gustaba ver llover.
Su abuelo solidario, cada vez que llegaba la hora de sentarse a la mesa, se paraba a sus espaldas, sostenía un paraguas abierto y sobre el iba, deslizando un hermoso hilo de agua hasta que acabara el plato,
2 comentarios:
Así es el amor... nos lleva a hacer actos y gestos que a veces muchos tildarían de locos! Qué abuelo más hermoso!
¡Que bello!
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