viernes, 17 de octubre de 2008
MI ESDRUJULA
Les escribo esta nota desde una maquina prestada, una mini notebook que, además, esta en ingles…
No tiene enes, ni acentos, solo imprime la mitad de una exclamacion y la de una interrogación. Trabajar asi es vivir a medias.
Pero que voy hacer, estoy ante una realidad, los médicos se llevaron mi computadora.
Es triste ver su puesto vacío sobre la mesa, pero, mas aun, es terrible constatar la falta que me hace. Ella, mi companera solidaria, servicial, complice de mis devaneos, angustias y esperanzadas comunicaciones. Ya no esta aquí, con su cara iluminada, “siempre lista”.
Yo, sospechaba que algo le pasaba, estaba cada vez mas lenta, confundía las letras, me engañaba con los programas, los desaparecia y luego recuperaba cuando no se lo pedía. De pronto, se dormia y no trabajaba mas. Imaginense esto un lunes a las 10 de la mañana . No, esa no era ella.
Yo le exigía cada vez mas. Insistía con fuerza sobre las teclas, presionandolas tan duro que me dolían mis dedos. Le pedía celeridad y ella me devolvía paciencia, le pedía conexiones y ella me confundía con sus resultados.
Yo, siempre apurada, con muchas entregas pendientes, me hacia la loca ante todos estos sintomas y la apabuyaba dandole ordenes, una tras otra.
A media noche, sigilosamente, me le acercaba para espiarla y ver si continuaba prendida y la encontraba pacificamente, colgada.
Ayer claudico. Dijo no mas y se apago definitivamente. Por mas que le insistí, no volvió a prender. La toque y estaba muy caliente. No habia mas nada que hacer sino llamar al especialista.
Lo hice, contacte al medico de la familia, le explique el caso y por el reporte que le di, me dijo:
-No la toques mas, puede ser grave. Voy ya con la ambulancia.
Así fue.Vinieron dos jóvenes robustos, con batas blancas muy almidonadas y con guantes, también blancos, cargaron a mi Esdrújula.
No se los había contado pero así se llama mi maquina, Esdrújula.
A las pocas horas me llamaron para darme el diagnostico. Estaba grave. Tenia un manojo de virus que le estaban carcomiento sus viceras. Un terrible mal que requería un largo tratamiento. Por lo tanto la tendrían hospitalizada por un tiempo considerable.
Hace un rato, fui a visitarla. La vi sobre la mesa, bajo inmensas lupas, con sus viceras esplayadas entre las manos de los tecnicos, estaba mi Esdrújula. Me permitieron acercarme para hacerle cariño y pedirle perdón. Ella, como siempre, me miro agradecida diciendome, no te preocupes, pronto retornaremos a darle duro a mis teclas.
Ahora, aquí me tienen, penando por su ausencia, tratando de adaptarme a otros lenguajes, teclados y “templates”.
Pobrecita, debía de haber estado sintiéndose muy mal, tal como yo me siento ahora.
Si sobrevivo a esta crisis de ausencia, prometo tratarla bien, colocarle sus antivirus a tiempo, no abusar al tenerla largas horas encendida, no apurarla para que abra los programas, no interrumpirla y cerrarlos antes que termine de hacerlo y mucho menos, atapusarla de música y fotografías.
Así sera, palabra de honor.
PS: Excusen mis errores pero no controlo este teclado...
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5 comentarios:
Pobrecita, te comprendo porque uno de verdad llega a quererlas. La mía no tiene nombre, qué pena!
Lo siento por Esdrújula y por ti. Espero se recupere pronto.
Bonita relación! Yo la entiendo y la comparto!
Las primeras veces que usaba una computadora me parecía que estaba tratando con un humano y me sentía mal cuando le pedía varias veces la misma cosa o cometía torpezas. Me tomó tiempo darme cuenta que la máquina no te juzga, al menos eso creo ahora, pero creo que me he acostumbrado a ser descortés y tiránica.
A la vez contiene casi toda mi cabeza
Anita.
Y cuando tengas una mac, resistente a los virus, ¿la vas a llamar Esdrújula II?
Anita
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