domingo, 20 de junio de 2010

Una historia corta



Me la contó Lolita cuando la redescubrí después de 50 años sin vernos.

En ese reencuentro no se como nos la arreglamos pero en poco rato, nos actualizamos en los hechos más importante de nuestras vidas.

Empezamos por hablar de nuestra infancia caraqueña. Gracias a la amistad de nuestras mamás, las piñatas en su casa permanecieron en mis recuerdo como momentos inolvidables. En los de ella también.

Luego comentamos de los hijos y rápidamente caímos en los nietos. No dejamos de lado las profesiones y las aventuras que nos habían dejado enseñanzas para saborear la madurez.

Entonces me contó que hace unos años había tomado la decisión de mudarse a Miami con sus hijos adolescentes Quería darles y darse, una oportunidad de aprender inglés y vivir un poco mas tranquilos. A sus 50 años de entonces, quería volver a estudiar. Empezar de nuevo.

Así lo hizo, logrando culminar, con honores, su segunda carrera de farmacia.

Una tarde de viernes, mientras estudiaba con compañeras que rondaban apenas los 20 años, ellas decidieron salir de discoteca.

Pero, no tenían auto.

Surgió la invitación.

- Vente con nosotras. Anda, nos llevas y nos traes y así te diviertes un poco.

Sin pensarlo mucho y tal como estaba, en ropa de casa, tomó el carro y llevo a sus muy decoradas y esplendorosas amigas, a bailar.

Las muchachas, alegres y vistosas, hicieron entrada triunfal al local. Ella atrás, observadora, lenta y silenciosa. Era una discreta espectadora del espectáculo

Al poco rato, se le acercó un joven y la invitó a bailar. Lo miró sin espavientos ni falsas dudas y tranquilamente, le acepto. Total, para ella el baile era un maravilloso ejercicio musical .

No más él la tomó por la cintura y dieron las primeras vueltas, no tuvo dudas, bailarían muy bien.

Disfrutaron horas danzado salsa, merengue, de todo. Se sentía segura entre esos brazos. Se acoplaron perfectamente.

Ya para despedirse, él le preguntó:

-¿Cuándo vuelves?

-No se. Esta es mi primera vez, y tu, ¿cuándo lo harás?

-Pues el próximo viernes, dentro de cuatro semanas.

-¿Y eso?

-Es que voy a ser sacerdote y en el Seminario, saben que me gusta tanto en baile, que me dejan venir una vez al mes.

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