Hoy es 10 de mayo, aniversario del nacimiento de Armando Reverón (1889-1954). En su memoria, este día fue consagrado como Día Nacional del Artista Plástico.
Lejos están las décadas cuando esta celebración se traducía, además del reconocimiento a su figura, en un apoyo real a los creadores visuales.
Fue una época cuando el arte venezolano recibió los mejores impulsos, en fomento a la creación, a la formación y la difusión, a los museos y a la promoción internacional. Era frecuente y exitosa la participación de nuestros artistas en las grandes Bienales y en los encuentros teóricos, en fin cuando el Estado se ocupaba de darle a sus creadores el espacio que merecen.
Lamentablemente, hoy, será un día con mayor sabor a funeral que a reconocimiento.
El sector cultural está desguarnecido, abandonado.
Sin embargo los artistas no dejan de crear y continúan dándonos el regalo del placer visual.
Sus reducidos ingresos los obligaban a sacrificar y comprometer su tiempo creativo en otras actividades para poder sobrevivir. Son pocos quienes pueden nivelarse al salario mínimo.
Ni hablar del financiamiento para la creación de su obra nueva o para experimentaciones. Lejos las convocatorias a salones y premios. Y más escasas aún, las oportunidades para la difusión de su obra, tanto nacional como internacionalmente.
Las iniciativas que existen subsisten a partir del riesgo de individualidades y de la gestión privada, lo cual limita su amplitud y alcance.
Cada vez que una institución cultural cierra sus puertas, no solo son sus empleados que quedan cesantes, son los artistas que caen en estado de precariedad, es el patrimonio que agoniza.
Sin creadores, quedaremos así, como sin agua y sin luz, careceremos de sus aportes indispensables .
Los artistas han pasado a ser un reglón prescindible de la sociedad, dejándonos huérfanos del alimento espiritual, que es tan necesario como el físico.
No queremos instituciones estériles y generaciones abandonadas. Esperamos que el Estado cumpla su función fundamental y ponga en práctica medidas que estimulen la libertad de creación, el fomento a la formación y difusión, la protección del patrimonio y las leyes efectivas que estimulen el mecenazgo.
Las autoridades del Estado son las responsables de la destrucción de nuestro presente cultural y de la hipoteca del futuro de los artistas visuales.
Cito a un artista catalán quien en una columna aparecida hace algunos meses y de cuyo título me apropié: “La cultura en general y el arte en particular, no son un lujo. Son una prioridad indispensable. El arte lo hacen los artistas”
*Daniel G. Andújar. Babelia, 12/2/11. El País.
1 comentario:
Muy bueno.
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