Creo difícil encontrar algún
venezolano que emocionalmente haya pasado ileso este fin de semana.
A la mayoría nos ha sido imposible aislarnos del contraste entre las imágenes de la furia demoníaca que
dominó a grandes grupos en las diferentes ciudades de Venezuela peleándose por
asaltar, arrasar y robar los inventarios en las tiendas de electrodomésticos. Y,
por otro lado, la de los grupos en las calles de diferentes ciudades levantando
la bandera nacional, quemando la cubana
en protesta contra la
ineficacia y la corrupción de los gobernantes actuales.
Los medios de comunicación acompañaron los saqueos y abandonaron las
caminatas de quienes pedían justicia, democracia y seguridad, las cuales solo
fueron compartidas por las redes sociales .
El chinazo de Maduro alcanzó no solo los cristales de las vitrinas sino
la codicia en unos y la indignación de otros encendidos todos por la
polarización que cultiva ese mismo personaje.
Dos grupos de venezolanos, dos grupos en la calle, incitados por la máxima autoridad del ejecutivo.
Lo que los oficialistas
provocaron,
¿coincidencialmente?,
colocando a pueblo frente a pueblo como carne de cañon, fue un enfrentamiento
fraticida, orquestado con un fin,
¿cuál? , una desesperada medida
para alterar el orden público,
para desestimular la marcha autoconvocada, generando un clima de violencia que
condujera, entre otros a suspender las elecciones del 8D, las cuales saben perdidas.
¿Quiénes fueron los culpabilizados en esta oportunidad?, los dueños de negocios. Comerciantes
cuyo rápido crecimiento ya estaba bajo sospecha de poseer vinculaciones financieras, implícitas y explícitas,
con líderes del partido
quienes les facilitaban el acceso
indebido a los $ preferenciales.
Algunos de ellos, a la fecha
ya estaban en Panamá abriendo
nuevas tiendas, mientras otros eran
detenidos preventivamente para investigación.
¿A qué se debió este muñequeo político del máximo lider del ejecutivo,
legislativo y poder judicial nacional?
Aquello de “Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón” sonaba
por las calles como una marcha triunfal que acompañaba las filas de los
saqueadores que sonreían a las
cámaras, enarbolando 1, 2, 3, 4
hasta 8 monitores, TV de pantalla
plana Sony Bravia, pasando por planchas, máquinas de coser y aparatos de
sonido, como presas de inalcanzable valor.
Como primera conclusión, ya vendrán más análisis, debemos fortalecer el
activismo comunicacional ciudadano, familiarizarnos con el uso de las redes
sociales, de los e-magazines, los blogs, para alcanzar el desarrollo de cadenas
y canales fluídos de mensajería, para compartir información actualizada y
veraz a fin de evitar el enfrentamiento que auspicia
el Alto Mando Gobernante, quien trata de destapar una olla de presión que luego
sera imposible controlar, sin
recurrir a medidas extremas.
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