sábado, 6 de marzo de 2010

El niño del antifaz



Nací con un antifaz pintado sobre mis ojos.

Crecí como todos los niños de mi familia, en medio de primos, abuelos y tíos, queriendo mucho a mi hermano mayor y a mis papas quienes se turnaban para cuidarnos.

No me molestaba para nada mi mancha en la cara

Viajamos, nos mudamos varias veces y cambié muchos colegios.

Disfrute de todas las rebeldías propias de mi tiempo.

Descubrí, cuando ya era un artista preocupado por empezar a crear un lenguaje propio, que granitos de nieve iban poblando mi piel.

Poco a poco iban dejando huellas sobre mis dedos y en el resto de mi cara.

Médicos, brujos, nada pudo detenerlas.

Hasta que aprendí a hacerlas parte de mis tatuajes.

Entonces, me sentí orgulloso de mis sellos en la piel, eran marcas de luz.

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