miércoles, 22 de febrero de 2012

LA ÚLTIMA ESCALA DEL TRAMP STEAMER

No soy de las que releen con frecuencia, ni de las que repiten películas. El conocimiento y las artes avanzan tan rápido que se necesita mucho tiempo para estar al día en sus aportes.

Sin embargo, uno de los libros de los cuales nunca me he separado y que viaja a mi lado donde vaya es: La última escala del Tramp Steamer * de Alvaro Mutis.

La profundidad de su contenido está en relación directa con la levedad de sus páginas.

El librito, de 114 páginas, reposó a mi lado en el Hotel Warauno y en el camarote del M/S Nubian Sea.

La primera lectura fue en Tucupita, en febrero de1991 cuando me acompañó en un viaje de evaluación de las escuelas de artes plásticas de la zona.

La segunda, en un crucero por el Nilo en Diciembre del 2009.

Meses después de ese esplendoroso viaje por el país de la “primavera egipcia“, una tarde cuando vivía en Madrid, me llegó a mi puerta un sobre sin remitente . Delatado por múltiples estampillas supe que venía de Egipto. Lo abrí y allí, medio envuelto, me sonrió mi libro. Venía escoltado por una elegante tarjeta del barco:

Sra. Pantin, dejó su libro olvidado en la mesa de noche.
Atentamente,
El Capitan


Hoy, frente a otras aguas oceánicas, abriendo nuevamente cajas de embalajes, lo retomo con la misma urgencia, reafirmada en sus primeros párrafos:

“Había en este vagabundo del mar, una especie de testimonio de nuestro destino sobre la tierra”.

Mientras lo sacaba de su cajón de mudanza, no pude alejarme de sus líneas, y me dejé navegar por sus mares.

Al abrirlo me tope con un afilado doblez en la esquina de su pag. 16:

“…sabido es que con este término (Tramp Steamer) se nombra a los cargueros de pequeño tonelaje, no afiliados a ninguna de las grandes líneas de navegación, que viajan de Puerto en Puerto, buscando carga ocasional para llevar no importa a donde”… “Lo sentí como un hermano desdichado, como una víctima de la desidia y de la avidez de los hombres, a la que él respondía con su terca voluntad de seguir trazando sobre todos los mares la deslucida estela de sus lacerías”.

Yo, que siempre he tenido un relación mágica con los tiempos y los recuerdos, este nuevo encuentro con el Tramp Steamer, me dejó un mensaje entre sus líneas.

El tiempo no olvida, solo espera, y oportunamente anuncia la presencia de aquello que parecía imposible.

Hay buques que, como nobles guardianes, alojados entre los meandros de la vida, aparecen en el momento propicio.

Narra Mutis: “Tal como el “Alcion” los hombres- pensé – cambian tan poco, siguen siendo tan ellos mismos, que solo existe una historia de amor desde el principio de los tiempos, repetida al infinito sin perder su terrible sencillez, su irremediable desventura”.

Al colocar mi libro en su nuevo estante, una tarjeta de embarque se deslizó por su solapa:

Vuelo de AVENSA # VC0710,
Caracas/Tucupita,
22 de febrero de 1991,
asiento Nº 13.


Nosotros también, como este sabio navío, sabremos llegar a puerto seguro en el momento oportuno.

¡Auguri Venezuela!

* LA ULTIMA ESCALA DEL
TRAMP STEAMER. Alvaro Mutis. Arango Editores. Bogotá, 1989

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