viernes, 20 de abril de 2012

EL DERECHO A TENER DERECHOS



La lucha por la defensa de los Derechos Humanos de todos lo venezolanos debe ser una exigencia colectiva que traspase las fronteras de las ideologías

El reservorio cultural es capaz de proveer la amalgama de valores y símbolos que una nación requiere para alcanzar nuevos y mejores niveles de crecimiento y desarrollo y pasar de la cultura del miedo, a la cultura del logro.

En países que se encuentran en transición entre un régimen dictatorial y un gobierno democrático, su sistema social requiere conformar nuevas formas de pensar y de organizarse.

Su consolidación, sostenibilidad y efectividad serán más adecuadas mientras más conectadas estén con el acervo cultural de la nación.

Dentro de pocos meses en Venezuela, viviremos ese gran cambio. Y por lo tanto ya existen grupos de trabajo diseñando y planificando la puesta en marcha de proyectos para movilizar a las comunidades hacia la reconstrucción de su tejido social, el fortalecimiento institucional para impulsar el desarrollo económico y político que garantice la seguridad y la vida.

Entendemos a la cultura como el conjunto de representaciones que comparte un colectivo. Es un componente fundamental de ese canal transversal que se conecta y participa activamente con los otros sistemas. La cultura activa procesos de valoración de la identidad y de reconocimiento del otro, contribuyendo a aumentar la capacidad de adaptación al cambio, a la adopción de nuevas formas de pensar, de dialogar y organizarse socialmente.

Es entonces, en ese espacio de encuentros entre valores, y comportamientos sociales, donde se realizará el anclaje estructural que sustentará las nuevas estrategias para la acción y gestión de los cambios necesarios para superar la incertidumbre transicional, generando confianza, serenidad y estabilidad.
Para sustentar y hacer sustentables estos cambios, los proyectos deberán anclarse en vectores que estén en estrecha relación con estos procesos socioculturales.
Entre la gama de vectores que actualmente entrecruzan la realidad venezolana, existe uno que, opino, posee gran importancia y cuya movilización influirá directamente en este proceso de reconstrucción de Venezuela. Este es el de los Derechos Humanos.

La lucha por la defensa de los Derechos Humanos de todos lo venezolanos debe ser una exigencia colectiva que traspase las fronteras de las ideologías, de grupos políticos y comprometa a todos los niveles sociales con una nueva visión de ciudadanía, de sus derechos, sus deberes y sus responsabilidades.

En Venezuela la situación de avasallamiento de los Derechos Humanos es tan grave, tan visible, tan extendida que su denuncia y sus reclamos son capaces de movilizar y congregar voluntades masivas, tanto nacionales como internacionales, en pro de alcanzar el cambio social de manera sostenida.

Para construir e institucionalizar una cultura de derechos y deberes, se precisa incorporar el interés de todos los grupos de población capaces de liderar procesos de participación social y cultural para pasar de la cultura del miedo a la cultura del logro.

Al diseñar los proyectos que facilitarán el alcance de este objetivo es indispensable incluir, en todas sus fases de gestión, al componente cultural que aportará el contenido simbólico capaz de movilizar los valores de identidad colectiva.

Es este el desafío que tiene ante sí todo el país. Dar respuestas institucionales para promover nuevas vías de desarrollo social, político y económico, incluyendo al sistema cultural como un instrumento imprescindible para fortalecer el componente participativo, la re articulación nacional y el modelaje que requieren los grupos sociales para mejorar su presente y elegir los medios que permitan alcanzar su futuro deseado.

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