sábado, 6 de septiembre de 2008

LOS SOMBREROS DE PANAMÁ NO SON DE PANAMÁ



Quien no ha escuchado hablar del “Sombrero de Panamá”… un sombrero tropical, que se teje en los picos andinos con materia prima costeña y que lleva el nombre de un país caribeño, ciertamente estamos en presencia de un acertijo etnográfico.

Inicialmente llamados Jipijapa, poseen su principal centro de producción y comercialización en la ciudad de Cuenca, Ecuador y su materia prima, la palma Toquilla (carludovica palmata)crece y se corta en sus costas.

La apropiación de esta nacionalidad se debe a que en el s. XIX cuando este artefacto alcanzó los más altos niveles de demanda, eran empacados y enviados vía marítima desde el Ecuador al continente Europeo, su mercado mas grande, por el Canal de Panamá. Cuando llegaban a su destino final, ¿de donde venían?... ¡de Panamá! Era difícil imaginar un sombrero tropical, realizado en las cumbres andinas.

Son los campesinos locales en la costa, quienes cortan el cogollo de la hoja de la palma, lo cual se debe hacer solamente en determinadas fechas, luego le extraen la vena, las hierven y secan al sol. El paso siguiente lo hacen las mujeres, esto es refilar la hoja hasta convertirla en hilos de fino grosor.

El consecuente proceso del tejido se inicia con el tejedor sentado, durante un promedio de 5 a 6 horas al día, sobre un taburete muy precario y en una posición bastante incomoda. Con diez trenzas en la mano y gran destreza, inicia su urdimbre a partir de una forma de cruz y, en una espiral circular, empieza a configurar la forma del sombrero, terminando en el ala del mismo.

El tejido posee tres calidades. La “regular” que incluye 10 fibras por pulgada y toma uno o dos días para tejer un sombrero; la “fina”, que necesita de 18 a 20 fibras por pulgada y el sombrero exige de 15 a 30 días para su elaboración y la “profina”, con 30 a 32 fibras por pulgada y su elaboración requiere entre 3 y 4 meses de trabajo. A mayor cantidad de fibra más flexibilidad tendrá la pieza y mejor calidad. Esta se puede mojar y enrollar y jamás perderá su forma. Su costo actual puede montar hasta los $ 600 por sombrero.

Una vez terminado, es llevado a la ciudad y comienza su acabado. Es bañado en agua jabonosa durante tres días, hasta hacerlo completamente blanca. Una vez secado al sol, es prensado uno a uno en una prensa manual la cual, dependiendo del molde, le dará la forma requerida. De allí solo queda la costura para rematar los bordes y culminar con sus decoraciones.

La producción del sombrero se fomentó gracias al desarrollo de la firmas locales que acopiaban el trabajo de los tejedores rurales, realizaban su procesamiento, diseño, acabados y comercialización. Actualmente las mas reconocidas son la familia Homero Ortega (1899)quienes ya van por la tercera generación, Serrano ( 1905)y K. Dorfzaun (1939).

Sin embargo su abolengo le viene dado por la ciudad cuya economía se desarrollo gracias a su popularización por la buena calidad y elegancia en el diseño, este sombrero ha perdurado y sobrevivido a los cíclicos dictámenes de la moda, asentado en las cabezas de los mas destacados lideres políticos, artistas, damas de la alta sociedad, sobreviviendo en las pasarelas y las primeras paginas de la prensa aun después de la desaparición del sombrero como accesorio cotidiano.


Hay quienes predicen que la industria no sobrevivirá sino 10 o 15 años mas. Muchos factores parecen sustentar este mal augurio. Sin embargo, la elegancia y la calidad nunca morirán, por lo tanto los sombreros son sus gracias que la adornan…tampoco desaparecerán.

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