miércoles, 1 de junio de 2011
LA HORRIBLE CONDENA DE NO ESTAR CONDENADO
“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, Séneca
Luis Briceño tiene 25 años, cuatro hijos y trabaja en una carnicería de Catia desde hace 5 años.
Le ha costado mucho mantenerse empleado. La cosa está difícil. Trabaja sábados y domingos. A pesar de medir 1,60m y pesar 50 kg. tiene fuerza. Se lleva reses enteras al lomo, deshuesa los pedazos más duros y a veces el dueño le regala unos pedazos para ponerlos a la leña y compartirlos en familia, un domingo libre.
Luis es el segundo hijo de Mari Carmen, quien se vino de Valera a Caracas a los 12 años y desde entonces trabaja en casas de familia.
Con 7 nietos y un rancho en el Junquito, Mari Carmen se las arregla para conservar energías después de sobrevivir el día a día, la bajada y la subida de Caracas. A pesar del Metro y sus impredecibles tiempos y colas, no puede dejarse aplastar por la desesperanza y las falsas promesas que le han hecho, agua, gas, carretera y, sobre todo, seguridad.
Ahora lo de Luis.
Luis salía a medio día de la carnicería, cuando de pronto aparecieron por la esquina dos policías, lo paran, no tiene consigo su cédula y, de un empujón, a la jaula.
Allí ya hay tres muchachos más. Ahora con él, la redada monta a cuatro .
Todos fueron acusados de lo mismo. Aparentemente estaban robando celulares.
No sabe donde lo llevaron. Pasó dos noches depositado tras las rejas. No pudo avisar a su mamá ni a su compañera.
Mari Carmen empieza a transitar el doloroso camino de su búsqueda.
¿Donde estará su hijo?. Tanteando llega a la Comisaría.
Allí a merced del bamboleo burocrático y las sin ganas de los de turno, trata de conocer las causas de su detención y donde lo tienen .
Al rato se entera que ya lo llevaron a Los Teques.
Sin saber por donde empezar, desesperada por el destino de su hijo, alguien le dice que busque un defensor público.
Otro día pasa. Todo lo ve confuso, está sola, no tiene con quien hablar, llora, no se contiene. La pena trata de dominarla, pero allí en el fondo de un hueco, sin esperanza, está la fuerza de su amor por su hijo.
Mari Carmen también es flaquita, pero eso sí, tiene mucho coraje.
Finalmente, encuentra al supuesto abogado-defensor-público, pero se derrumba ante el muro de su ignorancia y desidia.
Descubre que él sabe menos que ella quien lleva ya cinco días peregrinando entre oficinas e interrogantes.
Entre una confusa y contradictoria sucesión de papeleo y carpeteo, trata de descubrir porqué está detenido. Va constatando que los nombres se repiten, los mismos son a veces los agraviados y otras los atracadores. Que tenían un celular robado, que por cierto, jamás apareció. Que no, que era un cuchillo para abrir una camioneta. No entiende, nada concuerda con nada. No hay una historia lógica, menos aún, creíble.
En fin pero sin fin, el domingo pasado, Mari Carmen lo pudo visitar.
Lloró más.
Luis estaba más flaco, sucio, con hambre y sin esperanza:
-No Má. Que va, dicen que 45 días aquí, pero es mentira. Ya unos me dicen que tienen mas de un año esperando.
Allí empieza la segunda etapa de la travesía de Mari Carmen para salvar a su hijo de la terrible condena de no estar condenado.
Sigue sin saber a dónde ir, a quién preguntar. Quién podrá ayudarla, si al menos alguien le informase qué hacer.
Del timbo al tambo, sin plata para un carrito o al menos para un café, vuelve a pasar otro día rodando entre oficinas.
Finalmente, una mano.
Alguien le habla del Observatorio Venezolano de Prisiones (www.ovprisiones.org).
Los llamó.
La atendió Humberto Prado y para la mañana siguiente, ya tenía su cita para asesorarla y ayudarla.
El proceso tomará tiempo . Pero ahora con el apoyo de la OVP, al menos sabrá que hacer y no lo hará sola.
Es con organizaciones como el Observatorio Venezolano de Prisiones que podremos asegurar a los internos, el derecho a un juicio justo, en un plazo razonable, ante un tribunal objetivo y a una recuperación digna.
Todo apoyo que le demos al OVP se multiplicará en muchas manos que ayudaran a recuperar la justicia en nuestro país.
PS: Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia.
(Columna publicada en @codigovenezuela 31/5/11 http://bit.ly/kOMc4Z)
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