Guy Debord publicó, pocos meses antes del Mayo’68, su obra considerada como el detonante de ese proceso: “La sociedad del espectáculo”. Allí denunciaba lo que caracterizó como un espectacular sistema de dominación a la sociedad.
Veinte años después Debord publica un libro de pequeño formato, 89 páginas: “Comentarios sobre la sociedad del espectáculo” . En él revisa y actualiza su posicionamiento original.
Comentarista crítico de su época, cineasta, escritor y productor fílmico, expresa sus diferencias tanto con el Capitalismo como con el Comunismo.
El librito de Guy Debord, en su versión inglesa está coincidencialmente editado en 1998 por la firma Verso, que es la imprenta de la editorial ‘Libros de La Nueva Izquierda’ ( New Left Books).
Resulta interesante revisarlo para que, al contemporizar su pensamiento, reubiquemos sus análisis y afirmaciones frente a la realidad contemporánea.
En nuestro caso encontramos que aquello que denuncia, que adversa tanto en el gobierno como en el uso de los medios, coincide fuertemente con las medidas que hoy en Venezuela, impone un sistema político que se autocalifica como socialista, nada menos que del s. XXI.
Debord critica fuertemente al mismo sistema de dominación que el Presidente de Venezuela y su equipo han escogido: penetrar, diariamente y por todos los medios, la mente y el pensar de los ciudadanos, imponiendo su presencia invasiva. Al igual que el secretismo generalizado, las mentiras sin respuestas, la falsificación de la producción de conocimiento y la manipulación de la historia . Con esta última, los eventos contemporáneos se convierten en la memoria rota, con un toque de fantasía de imposible verificación estadística y razonamiento sostenible.
El espectáculo, para Debord es una relación social entre las gentes, mediada por las imágenes donde éstas se convierten en un mecanismo de control. Es el espacio donde convergen el consumismo y el culto a la personalidad, donde la historia se evapora en una turbia atmósfera, el terrorismo ocupa las pantallas y las relaciones mafiosas prevalecen en las acciones de gobierno.
Lo que él le criticaba a la sociedad del consumo, del espectáculo, es justamente lo que nuestra supuesta ‘izquierda/socialista’ ha estado ejecutando desde hace más de 13 años.
La presión por hacer desaparecer la memoria, el culto a la personalidad, la oda al posicionamiento público y la abolición del disenso, han caracterizado esta gestión oficialista.
La habilidad del Presidente para manipular la realidad, destruir las reputaciones de las personalidades, controlar la información difundiendo su versión masivamente a través de los medios oficiales, coincide con las denuncias del sistema del espectáculo de Debord.
Además, en este sistema espectacular basta solo que durante un tiempo se silencie un tema, una promesa, un crimen, una investigación, el engaño a una comunidad, para que esto deje de existir.
Como afirmó Debord: “Serán sus hechos quienes los juzguen, no sus enemigos”.
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