Antes de iniciar el Posgrado, en NYU recibí como regalo de mi Tutor, Dale McConathy, el libro ‘The Gift ‘ por Lewis Hyde. En su dedicatoria decía que allí encontraría el sentido de la profesión en la cual me quería especializar.
Desde entonces siempre lo tuve al alcance, no importa donde estuviese, estaba allí, muy cerca. Hasta que un día, al prestarlo a un colega, el libro tomó su propio camino y más nunca volvió a mis manos.
Hace poco, casi 30 años después, andando entre librerías, registrando los estantes donde ubican a las ediciones difíciles de encasillar, ¡lo vi!.
Era la edición aniversario de los 25 años de aquella primera que recibí como regalo cuando estudiaba.
Feliz con este reencuentro, volví a repasar sus páginas y constatar que, después de muchas experiencias en mi trabajo, McConathy y Hyde tenían razón.
"El artista se conecta con parte de nuestro ser, su obra es un regalo, una ofrenda, y no solo una adquisición…y al ser así su permanencia será perdurable “ Joseph Conrad.
Con esta cita Lewis Hyde encabeza su Introducción, la cual concluye reconociendo que hay regalos que oprimen, regalos que manipulan o humillan, regalos que establecen o mantienen jerarquías, pero el que le interesa es aquel que anhelamos. El regalo que habla imperativamente a nuestra alma, que nos conmueve de una manera irresistible y que libremente, lo continuamos circulando.
En los primeros capítulos hace un recuento socio antropológico, sobre culturas aborígenes de diferentes continentes, cuentos populares europeos y norteamericanos, en los cuales aflora el espíritu del regalo, del intercambio, del compartir, del circular los bienes con un mensaje de comunidad, de patrimonio, de gratuidad.
Insiste en la importancia de la reciprocidad, lo cual ilustra con relatos de experiencias con tribus y comunidades indígenas, entretejidas con citas de cuentos de hadas y tradiciones del norte de Europa. En ese paneo etnográfico va resaltando patrones donde a través del intercambio y la circulación de ofrendas, como se extiende la vida y se fortalecen las comunidades.
La segunda parte del libro se centra en el “regalo” de lo estético, el don del artista al expresar su espíritu creativo. De las letras a la plástica, Hyde explica: “La obra de arte es una cópula, un lazo, un enlace, a través del cual lo múltiple se teje en lo único”.
Los artistas al crear ofrendan, comparten su don. Sus obras, al circular, se convierten en aportes que construyen redes vinculantes, que retroalimentan a los grupos consolidando lazos de confianza que al final retornan a quien ha creado ese bien.
Un regalo que no puede ser regalado deja de ser un regalo. El verdadero espíritu del dar del ofrecer, se sostiene vivo por las sucesivas donaciones.
Ubica el origen de la obra de arte cerca de la invocación . Y mientras que la circulación de su regalo no sea frenada y su espíritu creativo se mantenga alejado de las fuerzas económicas, el artista aportará un bien único que consolida los lazos entre los humanos y retornará generosamente a quien lo crea.
En el Epílogo especialmente escrito para este 25avo aniversario, Hyde explica las fuerzas que han intervenido y porqué, en el actual sistema de apoyo a las artes en los Estados Unidos.
Escribo esta nota pensando en Venezuela. En los aportes que nuestros creadores hacen y pueden hacer para reafirmar a través del arte, nuestras expresiones culturales que construirán el camino hacia la unidad.
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