jueves, 2 de febrero de 2012

APOSTEMOS POR LA CULTURA


El apoyo al sistema cultural es una inversión rentable


La cultura no solo genera contenidos sino realiza aportes importantes al sector productivo.
Las relaciones entre arte, creatividad, patrimonio, conocimiento, por una parte y la economía, el PIB, los índices de empleo por otra, han sido estudiadas desde hace varias décadas, demostrando una alta correlación entre ellas.

El sector cultural integra un amplio racimo de actividades que van desde el esparcimiento ciudadano, los acervos patrimoniales pasando por las industrias culturales, el turismo, hasta la política exterior de un país.

Los grandes países desarrollados no son los únicos que se han beneficiado de las rentas producidas por los subsectores editoriales, musicales, audiovisuales, comunicacionales (TIC), turismo, entretenimiento, también algunos de nuestros colegas continentales como Colombia y Brasil, exhiben interesantes cifras de alto rendimiento.

Venezuela, es un caso particular tomando en cuenta nuestra polarización. En un extremo, la aceleración de los cambios en el sector cultural, especialmente en la creación, la comunicación y las tecnologías y en el otro, la violenta radicalización del sector político que castra su desarrollo.

Esto nos lleva a poner la lupa sobre los conceptos de Estado y Gobierno, para revisar los conceptos de “cultura y mercado” a la luz de la realidad contemporánea en nuestro país donde el Gobierno se sobrepone al Estado, investido en un hombre, una única voluntad, que dirige al colectivo no como líder, sino como dueño.

Una cosa es definir al Estado en un régimen democrático, como garante del bien común, responsable del bien público garantizando entre otros derechos, el libre acceso a los servicios culturales y la oferta artística y al libre intercambio entre los países. Y otra cuando este es usurpado por un sistema de Gobierno, que desdibuja sus limites y se transforma de ser un aparato alternante, instrumental de una Constitución, a sustituir al Estado mismo.

Cuando el gobierno de turno, en nuestro caso, una dictadura expresada en el mandato univocal del Presidente, asume el espacio del Estado, este deja de ser garante del bien de todos y pasa a ser aparato manipulado en beneficio de un sistema ideológico impuesto .

Las cifras y tendencias estudiadas por las organizaciones internacionales, nos hablan no solo de la importancia que el Estado monitoree y equilibre las relaciones intersectoriales en interés de dar acceso igualitario a las diversas audiencias. Si no que también, elabore un marco de políticas para estimular la inversión privada a participar activa y corresponsablemente, en el macro sistema cultura/productividad.

El equipo que tomará las riendas para el cambio en nuestro país, deberá reconocer la importancia del sector cultural en la recuperación del país y repensar sus relaciones con lo social, económico y político, para definir las prioridades y articular lo público y lo privado, el centro y la periferia, lo global y lo local.

La alternativa del Gobierno por la UNIDAD deberá fortalecer sus propuestas para que en estas se vean reflejadas las acciones necesarias que permitan sumar al sector cultura a los motores que energizarán la reconstrucción nacional.

No es tarea sencilla. Es un reto complejo que habrá de enfrentarse apoyados en políticas culturales que reconozcan tanto los intereses plurales como los derechos individuales, de manera que nos permitan replantear las prioridades para el desarrollo integral en democracia y en Venezuela.

1 comentario:

María Antonieta Arnal Parada dijo...

No es tarea fácil... Por eso sigo pensando que una persona como tú debería ser el próximo Ministro de Cultura.