A pesar de la centenaria lejanía cronológica y los miles de Km de
distancia, incluyendo en ellas las profundas particularidades locales, podemos
destacar algunos paralelismos y advertir sobre otros que apuntan suceder en el
futuro cercano
En un paneo por
la instalación del comunismo en la desaparecida Unión Soviética, encontramos
coincidencias significativas con el ‘proceso’ revolucionario del Socialismo del
Siglo XXI que se está montando en Venezuela.
El desastroso
engendro que, en los últimos 14
años, el gobierno de Chávez y ahora del ilegítimo, ha aplicado en Venezuela,
nos está conduciendo hacia la destrucción del país y la agonía de sus
habitantes .
A pesar de la
centenaria lejanía cronológica y los miles de Km de distancia, incluyendo en
ellas las profundas particularidades locales, podemos destacar algunos
paralelismos y advertir sobre
otros que apuntan suceder en el
futuro cercano.
En la Rusia de
principios de siglo pasado, que iniciaba su industrialización, se impone Lenin
(nombre de pluma que adoptó en 1901) quien a sus 46 años, regresa a su país
para cumplir su misión revolucionaria.
Su discurso,
abundante en metáforas militares, verbos de un activismo violento y pleno de
eufemismos, alcanzó a crear una
nomeclatura comunicacional carismática al servicio de sus propósitos
políticos.
Afirmaba que la
revolución se debía liderar a través de una élite, Comite Central, olvidándose
de componentes como transparencia, principios democráticos, constitución y
elecciones para los cargos públicos, reservados solo para los miembros del
Partido.
Lenin mantenía el
mayor secreto sobre sus actividades y su mandato centralizado, se focalizó,
en cuatro aspectos: destruyó todos los partidos de oposición; colocó todo el
poder en manos de miembros del Partido; destruyó a toda oposición que surgiera
dentro del Partido; concentró todo
el poder en él mismo y en quienes él escogió para asociarse.
Lenin logró su
máximo poder operando en dos niveles lo cual correspondia, a
la percepción marxista del mundo: manteniendo en la superficie, un ropaje constitucionalista con un
lenguaje formal de legalidad, que convenciera al público y satisfaciese al
mundo internacional y en un nivel soterrado creando fuertes estructuras de poder: la policía, las fuerzas
armadas, las comunicaciones y las armas.
La ciudadanía,
reasegurada por esta aparente constitucionalidad, en enero de 1918 celebraba una normalidad aparente, volvía a sus negocios, sus diversiones y recuperaba sus
manifestaciones culturales.
Mientras, Lenin
se movía rápidamente. Lo primero que hizo fue controlar la prensa, cerrando,
durante su primera semana en el poder, a 10 medios en Petrogrado, y diez más en
la segunda semana .
La creación de
una atmósfera de miedo fue su jugada clave.
La población
empezó a ser comandada a través de decretos que se sucedían a días de
diferencia y se difundían en panfletos pegados a los muros de las ciudades. Uno
tras otro intervenían y alteraban
las formas de vivir, de trabajar, hacer negocios, atender la educación
de los hijos, comunicarse. Siendo cada vez más frecuentes las requisas en los
hogares con lo cual logró aterrorizar a la población, confiscándoles sus propiedades, enseres, desde abrigos
hasta sus útiles domésticos.
Ya había nacionalizado todas las
fábricas, monopolizado los bancos, abolidos los rangos militares, los pagos de
intereses por colocaciones y limitadas las cantidades de dinero que se podían
retirar de los bancos.
Lenin sabía muy
bien como ser déspota, mas no tenía idea de como poner en práctica esa utopía
que proclamaba. Arropado en las teorías de Marx, dedujo que el Estado era quien
debía conducir la economía industrial. Por lo tanto instaló su ‘Elite de
Vanguardia’ y su grupúsculo del partido tomó la conducción de todo el proceso productivo creando el
“Consejo Supremo de la Economía Nacional” (Vesenkha) para poner a funcionar el
abortado desarrollo industrial del país.
Un año después
inicia los sindicatos con el lema: “Quien no trabaje tampoco come”, bajo el
cual excusa los desafueros de la
policía, elimina el derecho a huelga y quien protestara era echado, eliminadas
sus raciones de comida y enviados a los campos de trabajo forzado, obligados a
sobrevivir en las peores condiciones.
En abril del
1921, la industria ya estaba totalmente improductiva, no había comida ni en el
campo, ni en las ciudades, los soldados con hambre se convertían en bandidos,
el valor de la moneda se fue al piso llegando al 1% de lo que valía en 1917 y
la escasez anidó en todas partes.
Para mayo del
mismo año, comprendió que si no hacía llegar comida a los comunidades, el
Régimen colapsaría , crea entonces otro eufemismo: “La Nueva Planificación
Económica” que se sobrepone a la instancia existente, para estimular el sistema de mercado y permitir que
los campesinos pudiesen producir y vender.
Se inició la
instalación de pequeños graneros y fábricas. Desafortunadamente, ya era
tarde. Ese verano trajo una terrible sequía que,
sumada a la carencia de modos de producción, no solo acabó con los campos, sino
que al llegar el invierno, había matado
a más de tres millones de personas.
Desesperados, el
Gobierno de Lenin se dirigió a los ‘capitalistas norteamericanos’, la “American
Relief Administration”, los mayores exportadores de comida, para que los
salvasen de las desastrosas consecuencias del colectivismo.
Solicitud que Lenin, aplicando su
malabarismo en el lenguaje, calificó:
“Esto es una retirada estratégica, para emprender un nuevo ataque”.
El poder del
Estado era único, sin límites, ni siquiera constitucionales, indivisible, sometido totalmente al
ejecutivo. En su Estado sin clases, el individuo era el Estado. De allí se
derivó que no habia igualdad de derechos,
porque si el individuo era el Estado, integrado en un todo
indivisible, por lo tanto no debía
existir eso de “una persona, un voto”.
Lenin elimina el
voto individual sustituyéndolo por
el voto a través de los delegados de las diferentes instancias y comités
locales.
Instala la Cheka,
la policía política que Lenin necesitaba, encargada de combatir el sabotaje y
la contra revolución y cuya creación se mantuvo en secreto por más de diez años.
La Cheka, en sus primeros
3 años alcanzó a tener 250.000 agentes a tiempo completo. Llegando a ser un
Departamento de Estado independiente, que reportaba solo a Lenin.
La imposición del
terror guiado por los “dictados de la conciencia revolucionaria” eran parte de
la arenga de Lenin a la Cheka:
“Hasta que no apliquemos el terror, disparando en el sitio, contra los
especuladores, no habremos alcanzado nada”.
Se impuso así una
nueva forma de genocidio.
Prendamos los
motores de alerta ante estas posibilidades: la sustitución del voto individual por el voto colectivo,
la imposición del Servicio Militar Obligatorio y la creación de comites de “voluntarios “ con la excusa de
defender la revolución, denunciando a los ‘infractores’, tal cual uno que
recién anunció Maduro: organizar a un grupo de jóvenes con la potestad de castigar la corrupción.
Al final, Lenin
se fue a la tumba (Enero 1923, 53
años) dejando un Estado con una sólida policia y sumergido en una ruina
económica.
Ante estas
similitudes y alertas a futuro, entre el Socialismo del S. XXI y la revolución
Soviética, temo que vamos
retrocediendo, a alta velocidad y
con la brújula al revés.
En
un paneo por la instalación del comunismo en la desaparecida Unión
Soviética, encontramos coincidencias significativas con el ‘proceso’
revolucionario del Socialismo del Siglo XXI.
El
desastroso engendro que, en los últimos 14 años, el gobierno de Chávez y
ahora del ilegítimo, ha aplicado en Venezuela, nos está conduciendo
hacia la destrucción del país y la agonía de sus habitantes .
A
pesar de la centenaria lejanía cronológica y los miles de Km de
distancia, incluyendo en ellas las profundas particularidades locales,
podemos destacar algunos paralelismos y advertir sobre otros que apuntan
suceder en el futuro cercano.
En la
Rusia de principios de siglo pasado, que iniciaba su industrialización,
se impone Lenin (nombre de pluma que adoptó en 1901) quien a sus 46
años, regresa a su país para cumplir su misión revolucionaria.
Su
discurso, abundante en metáforas militares, verbos de un activismo
violento y pleno de eufemismos, alcanzó a crear una nomeclatura
comunicacional carismática al servicio de sus propósitos políticos.
1.- Presidenta del CNE. Tibizay Lucena con brazalete en brazo
Afirmaba
que la revolución se debía liderar a través de una élite, Comite
Central, olvidándose de componentes como transparencia, principios
democráticos, constitución y elecciones para los cargos públicos,
reservados solo para los miembros del Partido. 1
Lenin
mantenía el mayor secreto sobre sus actividades y su mandato
centralizado, se focalizó, en cuatro aspectos: destruyó todos los
partidos de oposición; colocó todo el poder en manos de miembros del
Partido; destruyó a toda oposición que surgiera dentro del Partido;
concentró todo el poder en él mismo y en quienes él escogió para
asociarse.
Lenin logró su máximo
poder operando en dos niveles lo cual correspondia, a la percepción
marxista del mundo: manteniendo en la superficie, un ropaje
constitucionalista con un lenguaje formal de legalidad, que convenciera
al público y satisfaciese al mundo internacional y en un nivel soterrado
creando fuertes estructuras de poder: la policía, las fuerzas armadas,
las comunicaciones y las armas.
La
ciudadanía, reasegurada por esta aparente constitucionalidad, en enero
de 1918 celebraba una normalidad aparente, volvía a sus negocios, sus
diversiones y recuperaba sus manifestaciones culturales.
2.- Cierre de RCTV
Mientras,
Lenin se movía rápidamente. Lo primero que hizo fue controlar la
prensa, cerrando, durante su primera semana en el poder, a 10 medios en
Petrogrado, y diez más en la segunda semana . 2
La creación de una atmósfera de miedo fue su jugada clave.
La
población empezó a ser comandada a través de decretos que se sucedían a
días de diferencia y se difundían en panfletos pegados a los muros de
las ciudades. Uno tras otro intervenían y alteraban las formas de vivir,
de trabajar, hacer negocios, atender la educación de los hijos,
comunicarse. Siendo cada vez más frecuentes las requisas en los hogares
con lo cual logró aterrorizar a la población, confiscándoles sus
propiedades, enseres, desde abrigos hasta sus útiles domésticos.
Ya
había nacionalizado todas las fábricas, monopolizado los bancos,
abolidos los rangos militares, los pagos de intereses por colocaciones y
limitadas las cantidades de dinero que se podían retirar de los bancos.
Lenin
sabía muy bien como ser déspota, más no tenía idea de como poner en
práctica esa utopía que proclamaba. Arropado en las teorías de Marx,
dedujo que el Estado era quien debía conducir la economía industrial.
Por lo tanto instaló su ‘Elite de Vanguardia’ y su grupúsculo del
partido tomó la conducción de todo el proceso productivo creando el
“Consejo Supremo de la Economía Nacional” ( Vesenkha) para poner a
funcionar el abortado desarrollo industrial del país.
Un
año después inicia los sindicatos con el lema: “Quien no trabaje
tampoco come”, bajo el cual excusa los desafueros de la policía, elimina
el derecho a huelga y quien protestara era echado, eliminadas sus
raciones de comida y enviados a los campos de trabajo forzado, obligados
a sobrevivir en las peores condiciones.
En
abril del 1921, la industria ya estaba totalmente improductiva, no
había comida ni en el campo, ni en las ciudades, los soldados con hambre
se convertian en bandidos, el valor de la moneda se fue al piso
llegando al 1% de lo que valía en 1917 y la escasez anidó en todas
partes.
3.- Venezolanos haciendo largas colas y marcados para recibir una Harina Pan
Para
mayo del mismo año, comprendió que si no hacía llegar comida a los
comunidades, el Regimen colapsaría , crea entonces otro eufemismo: “La
Nueva Planificación Económica” que se sobrepone a la instancia
existente, para estimular el sistema de mercado y permitir que los
campesinos pudiesen producir y vender. 3
Se
inició la instalación de pequeños graneros y fábricas.
Desafortunadamente, ya era tarde. Ese verano trajo una terrible sequía
que, sumada a la carencia de modos de producción, no solo acabó con los
campos, sino que al llegar el invierno, había matado a más de tres
millones de personas.
Desesperados,
el Gobierno de Lenin se dirigió a los ‘capitalistas norteamericanos’, la
“American Relief Administration”, los mayores exportadores de comida,
para que los salvasen de las desastrosas consecuencias del colectivismo.
Solicitud
que Lenin, aplicando su malabarismo en el lenguaje, calificó: “Esto es
una retirada estratégica, para emprender un nuevo ataque”.
El
poder del Estado era único, sin límites, ni siquiera constitucionales,
indivisible, sometido totalmente al ejecutivo. En su Estado sin clases,
el individuo era el Estado. De allí se derivó que no habia igualdad de
derechos, porque si el individuo era el Estado, integrado en un todo
indivisible, por lo tanto no debía existir eso de “una persona, un
voto”.
Lenin elimina el voto
individual sustituyéndolo por el voto a través de los delegados de las
diferentes instancias y comités locales.
4.- Más de 10 estudiantes heridos deja represión de la PNB a protesta en Chacao
Instala
la Cheka, la policía política que Lenin necesitaba, encargada de
combatir el sabotaje y la contra revolución y cuya creación se mantuvo
en secreto por más de diez años.
La
Cheka, en sus primeros 3 años alcanzó a tener 250.000 agentes a tiempo
completo. Llegando a ser un Departamento de Estado independiente, que
reportaba solo a Lenin. 4
La
imposición del terror guiado por los “dictados de la conciencia
revolucionaria” eran parte de la arenga de Lenin a la Cheka: “Hasta que
no apliquemos el terror, disparando en el sitio, contra los
especuladores, no habremos alcanzado nada”.
Se impuso así una nueva forma de genocidio.
Prendamos
los motores de alerta ante estas posibilidades: la sustitución del voto
individual por el voto colectivo, la imposición del Servicio Militar
Obligatorio y la creación de comites de “voluntarios “ con la excusa de
defender la revolución, denunciando a los ‘infractores’, tal cual uno
que recién anunció Maduro: organizar a un grupo de jóvenes con la
potestad de castigar la corrupción.
Vladímir Ilich Lenin (1870-1924)
Al
final, Lenin se fue a la tumba (Enero 1923, 53 años) dejando un Estado
con una sólida policía y sumergido en una ruina económica.
Ante
estas similitudes y alertas a futuro, entre el Socialismo del S. XXI y
la revolución Soviética, temo que vamos retrocediendo, a alta velocidad y
con la brújula al revés.
Hugo Rafael Chávez Frías ( 1954 – 2013)
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