martes, 30 de agosto de 2011

DESCONCIERTO MILANÉS




Miami se preparaba para recibir a Irene, pero le llegó Pablo


Pablo Milanés, 68 años y caminar lento, fue uno de los grandes de la Nueva Trova Cubana de finales de los ’60.

En 1979, cuando los ortodoxos afirmaban que la revolución no se hacía con ‘cancioncitas’, Milanés realizó su primera gira en USA.

Pero pasaron más de 10 años entre la última y ésta que se inició hace una semana en Washington y que culminará el 17 de
septiembre. En esta oportunidad incluye Nueva York, Boston, Oakland, Pto. Rico y por primera vez, a la ciudad de Miami, donde se presentó el pasado sábado 27.

Desde los primeros anuncios de este evento, la ciudad vivió violentas protestas y reacciones públicas de parte de grupos activistas contra la dictadura de los Castro. Éstas motivaron respuestas explicativas y justificantes, de las autoridades de gobierno tanto del estado de Florida como locales.

Organizaciones como Vigilia Mambisa y otras más, realizaron diversos tipos de actos públicos desde aplanadoras pasando por las calles triturando los discos de Milanés y pintas vandálicas en las paradas de autobús, como sonoras demostraciones en espacios públicos, artículos en los medios, presentaciones en TV. Hubo hasta insultantes acosos a quienes entraban en la American Airlines Arena a presenciar el espectáculo, que no alcanzó a llenar la mitad de su aforo y cuyos boletos oscilaron entre $48 y $198.

Estas acaloradas reacciones extremistas de grupos de cubanos en el ‘exilio’ demuestran cuan estereotipada es su actitud, anacrónicas sus argumentaciones e inútiles sus slogans. Sus argumentos solo contenían posiciones atávicas, muy alejadas de la realidad que hoy se vive en la isla con los liderazgos de intelectuales opositores como Yoani Sánchez, jóvenes blogueros y twitteros y agrupaciones como ‘Las Damas de Blanco’.

Y lo más grave, es que practican lo que justamente critican de los mandatarios cubanos, calcando la actitud totalitaria de Castro al querer reprimir la difusión cultural usando criterios políticos, en lugar de argumentos artísticos. Ni de aquí para allá ni de allá para acá. En Miami censuran tal cual se hace en la Habana.

Este posicionamiento obtuso lo que logró fue desdibujar el perfil al cual apunta Miami, ciudad que se fortalece como punto de encuentro cultural, focalizado justamente en su riqueza multirracial, de la cual los cubanos aportan un gran porcentaje.

La presentación de un Pablo Milanés gordo, con dificultades de movimiento por las numerosas operaciones de cadera que ha sufrido, no fue un éxito. Milanés se perdió entre un repertorio agotado y slogan romanticones, como lo que declaró a EFE diciendo que él vino a “cantar con todo el amor del mundo”.

Milanés es la propia demostración de quien no ha crecido por no respirar los vientos de libertad que todo artista necesita para enriquecer sus contenidos y sus formas. Él es un abultado retrato de quien muere al no seguir el tratamiento de su propia medicina.

Pablo Milanés demostró con su vida lo que un régimen confiscatorio de la libertad, con un ejercicio dictatorial de la verdad univocal, hace con un artista que tenia talento y posibilidades de haber hecho grandes aportes a ese género que vincula a la trova del XIX con la canción de protesta.

Quienes reclamaron contra su presentación, no se dieron cuenta que al haber autorizado esta gira, que incluyó a la esposa de Milanés y su banda de seis músicos, el Gobierno de USA se propuso justamente ratificar su argumentación adversa al régimen castrista. Al abrir puertas al intercambio cultural, pone en evidencia que en los regímenes de censura el talento está prohibido, solo sobrevive el sometido y reblandecido.

Esta gira fue la mejor arma de las autoridades norteamericanas contra los totalitaristas cubanos tanto quienes están en la isla como aquellos que salieron de allí y no se dan cuenta que la oposición de hoy se concibe diferente a la de hace 50 años.

La vida cambia, los artistas verdaderos son y serán siempre grandes mientras no se sometan a rigurosidades ortodoxas, ni acaten mensajes panfletarios. Los artistas han de ser libres para crear y abrir caminos, apuntar nuevas situaciones y desarrollar posiciones contestatarias. El arte no tiene partido político. El verdadero creador, no necesita pasaporte, su obra es su visa.

Milanés se doblegó y allí quedó. Quizás ahora se esté planteando una posición revisionista. Sea lo que fuere, él tiene derecho a ser oído y escuchado, y el público a decidir.
Aparte de lo anecdótico de esta querella, la misma sirve como termómetro para conocer como están las relaciones entre ambos países.

Lo que se pudo ver y escuchar el sábado en Miami fue un pregonado huracán que paso a ser leve viento tropical.

¡Azúcar!



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